Juez Federal Zaffaroni.
Nuestro Juez de lo Federal. Nos dijo:"No seré presidente de la Corte". "Vengo a resolver el desastre de la situación de los ahorristas". "Tenemos que ocuparnos de las leyes de amnistía".
Zaffaroni es el primer juez del alto tribunal designado por el presidente Néstor Kirchner e ingresa en reemplazo de Julio Nazareno, que renunció en julio último.
Además del ministro Fayt, en el estrado estan presentes los jueces Antonio Boggiano y Juan Carlos Maqueda.
Además del ministro Fayt, en el estrado estan presentes los jueces Antonio Boggiano y Juan Carlos Maqueda.
Algunas notas de Zaffaroni (artículos, entrevistas)
Zaffaroni sostuvo que la justicia penal es selectiva en todo el mundo
El ministro de la Corte Suprema de la Nación, E. Raúl Zaffaroni, relativizó las quejas de la gente por el mal funcionamiento del sistema judicial, al afirmar que “yo creo que la ciudadanía cobra conciencia de las características que tiene el poder punitivo; lo único que quisiera aclarar es que no es solo el poder punitivo nuestro; es en el mundo”.
“Tienen todo el derecho del mundo a reclamar por el máximo esfuerzo por bajar los niveles de selectividad” del poder penal, sostuvo al ser consultado sobre el reclamo por justicia que en Jujuy tuvo una expresión multitudinaria con el asesinato del periodista Juan Carlos Zambrano.
En otro orden y consultado sobre el anuncio de la Anses que recurrirá un fallo judicial que beneficiaba a 1,2 millones de jubilados, el ministro de la Corte contestó que “es un organismo que tiene todo el derecho a agotar todas las instancias” y agregó que “hay una cosa que molesta realmente hace tiempo y que habría que hablarla en algún momento con el Ejecutivo y con algunas agencias del Estado, y es la obligación por reglamento que tienen sus abogados de agotar las instancias. Nosotros -dijo- tenemos unas 14 mil causas por año, de las cuales yo creo que 5 mil son agotamiento de instancia totalmente inútiles, que suben y bajan, nos cuesta trabajo, nos cuesta personal; hay que verlas, una por una, a ver si hay razón o no hay razón, si bien por cierto la gran mayoría no tiene sentido, alguna tiene sentido. Hay que ver todas para ver cuál es la que tiene sentido”.
“De alguna manera -remarcó- estamos funcionando como control de calidad de los abogados de las agencias del Estado. Yo creo que deben establecer controles de calidad interna, de vigilancia interna sobre sus abogados y no derivarnos el trabajo, que por otro lado es absolutamente improductivo. Se apelan de repente multas de ochocientos pesos. No se puede negar el derecho que tienen las agencias del Estado, como tiene cualquier persona, a llegar a la Corte. Creo que habría que ver un poco de actuar con cierta prudencia porque nos están ocupando más de la tercera parte del trabajo corriente de la Corte”, reveló.
Zaffaroni, que está en Jujuy dictando un seminario sobre derechos humanos, también respondió a la pregunta acerca de si hay presiones del poder político sobre el máximo tribunal: “realmente, presiones no hay; cada vez que hay un juego de poder, un conflicto, si el conflicto involucra a gente que tiene cierto poder, hay mensajes, lo que se llama ‘el alegato de oreja’ al que los jueces estamos habituados. Los escuchamos, ponemos cara de Pocker y resolvemos lo que hay que resolver, en conciencia, en justicia, en la ley. Quien vea cómo se compone la Corte Suprema y cómo van los votos nuestros, -agregó- se va a dar cuenta que no hay bloques, que no hay mayorías automáticas, votamos de una manera en una ocasión, votamos de otra en otra, nos cruzamos los nombres. Lo que nos critican justamente es eso, que a veces no se ve claramente la doctrina por la pluralidad de opiniones. Bueno, querían una Corte plural, somos plurales. Reconozco. Somos ciertos personajes un poco en busca de autor, tenemos biografías distintas, entrenamientos distintos y hay debates fuertes adentro en un clima de respeto”, aseguró.
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Zaffaroni: "Nuestra Justicia no es rápida nunca"
En relación a las demoras de los juicios a los represores de la última dictadura militar, el ministro de la Corte habla de un problema general de la Justicia. También se refiere a la despenalización de drogas para el consumo y a la situación de los menores frente a la ley.
En diálogo con Clarín.com, el ministro de la Corte Suprema de Justicia abordó una serie de temas presentes en la agenda de la Corte. La despenalización de drogas para el consumo y la actualidad del sistema penitenciario, la situación de los menores frente a la ley y la demora en los jucios a los represores, según E. Raúl Zaffaroni.
Pese a que la Corte declaró inconstitucionales las leyes de Obediencia debida y Punto final y anuló los indultos, los juicios a los represores siguen demorándose...
Los indultos en realidad no iban a acelerar los juicios. Eliminaron un obstáculo que impedía la prosecución de algunos juicios. De qué depende que se puedan acelerar algunos juicios, de una multiplicidad de factores y de una multiplicidad de inconvenientes. Hay unos ochocientos sospechados, hay unos trescientos y tantos procesados, privados de libertad, todo esto se concentra en unas doscientas causas, que son muchas, en todo el país. Nuestra Justicia no es rápida nunca, no es que sea sólo en este caso.
¿Y cómo ve usted la marcha de estas causas?
Yo creo que en las causas grandes, en las que hay mayor número de procesados no va a haber problemas. Temo que haya algunos problemas en causas menores, en provincias. Problemas que derivan, entre otras cosas, de que no podemos sentar una regla general porque en algún momento pensamos en sentar una regla general de concentrar todas las causas por centros clandestinos de detención pero nos dimos cuenta de que hay algunas causas que están muy avanzadas y no las podíamos acumular con otras causas que están muy atrasadas, porque entonces perjudicábamos a las causas que estaban a punto de ir a juicio oral.
¿Cuál es su posición, qué hay que hacer en ese sentido?
Hay que adoptar un criterio en el que la batuta la tiene que tener el ministerio público, es decir los fiscales, de ir seleccionando caso por caso cómo sería la mejor solución. Hay algunas dificultades de carácter estructural, hay algunos tribunales que quedaron con vacantes como resultado de jubilaciones de magistrados. No son causas que se puedan entregar a abogados de la matrícula, dado la continuidad del tema y lo complicado del tema. En líneas generales no creo que vaya a haber problemas en las causas grandes pero tengo algún temor por causas con menor número de implicados pero estamos atentos, tenemos un funcionario administrativo aquí en la Corte dedicado al seguimiento de estos temas.
La Corte volverá a fallar sobre un caso de ADN compulsivo, ¿qué puede adelantar?
En líneas generales hay un grave conflicto. Si yo en la jurisdicción represento a la soberanía de un Estado, que secuestró una persona hace 30 años y la privó de su identidad, que se pasó 30 años sin devolverle su identidad, qué derecho tengo yo a exigirle, a los 30 años, un cambio de identidad, qué derecho tengo a exigirle que cambie su nombre, que cambie su identidad, que cambie el nombre de sus hijos, que pierda las vocaciones hereditarias que se le abrieron, qué derecho tengo a causarle otra catástrofe en su vida después de que fui el causante del desastre y fui el causante de 30 años de inactividad. Y por otra parte tengo otra familia que tiene todo el derecho y que se ha pasado 30 años buscando un pariente, es un gravísimo conflicto entre dos víctimas, esa es la dificultad para resolver el conflicto. No es una pretensión punitiva del Estado porque la pretensión punitiva del Estado si tardó 30 años creo que ya no tiene derecho a revictimizar a una de las víctimas. Pero sí hay dos intereses legítimos que están en pugna.
En diálogo con Clarín.com, el ministro de la Corte Suprema de Justicia abordó una serie de temas presentes en la agenda de la Corte. La despenalización de drogas para el consumo y la actualidad del sistema penitenciario, la situación de los menores frente a la ley y la demora en los jucios a los represores, según E. Raúl Zaffaroni.
Pese a que la Corte declaró inconstitucionales las leyes de Obediencia debida y Punto final y anuló los indultos, los juicios a los represores siguen demorándose...
Los indultos en realidad no iban a acelerar los juicios. Eliminaron un obstáculo que impedía la prosecución de algunos juicios. De qué depende que se puedan acelerar algunos juicios, de una multiplicidad de factores y de una multiplicidad de inconvenientes. Hay unos ochocientos sospechados, hay unos trescientos y tantos procesados, privados de libertad, todo esto se concentra en unas doscientas causas, que son muchas, en todo el país. Nuestra Justicia no es rápida nunca, no es que sea sólo en este caso.
¿Y cómo ve usted la marcha de estas causas?
Yo creo que en las causas grandes, en las que hay mayor número de procesados no va a haber problemas. Temo que haya algunos problemas en causas menores, en provincias. Problemas que derivan, entre otras cosas, de que no podemos sentar una regla general porque en algún momento pensamos en sentar una regla general de concentrar todas las causas por centros clandestinos de detención pero nos dimos cuenta de que hay algunas causas que están muy avanzadas y no las podíamos acumular con otras causas que están muy atrasadas, porque entonces perjudicábamos a las causas que estaban a punto de ir a juicio oral.
¿Cuál es su posición, qué hay que hacer en ese sentido?
Hay que adoptar un criterio en el que la batuta la tiene que tener el ministerio público, es decir los fiscales, de ir seleccionando caso por caso cómo sería la mejor solución. Hay algunas dificultades de carácter estructural, hay algunos tribunales que quedaron con vacantes como resultado de jubilaciones de magistrados. No son causas que se puedan entregar a abogados de la matrícula, dado la continuidad del tema y lo complicado del tema. En líneas generales no creo que vaya a haber problemas en las causas grandes pero tengo algún temor por causas con menor número de implicados pero estamos atentos, tenemos un funcionario administrativo aquí en la Corte dedicado al seguimiento de estos temas.
La Corte volverá a fallar sobre un caso de ADN compulsivo, ¿qué puede adelantar?
En líneas generales hay un grave conflicto. Si yo en la jurisdicción represento a la soberanía de un Estado, que secuestró una persona hace 30 años y la privó de su identidad, que se pasó 30 años sin devolverle su identidad, qué derecho tengo yo a exigirle, a los 30 años, un cambio de identidad, qué derecho tengo a exigirle que cambie su nombre, que cambie su identidad, que cambie el nombre de sus hijos, que pierda las vocaciones hereditarias que se le abrieron, qué derecho tengo a causarle otra catástrofe en su vida después de que fui el causante del desastre y fui el causante de 30 años de inactividad. Y por otra parte tengo otra familia que tiene todo el derecho y que se ha pasado 30 años buscando un pariente, es un gravísimo conflicto entre dos víctimas, esa es la dificultad para resolver el conflicto. No es una pretensión punitiva del Estado porque la pretensión punitiva del Estado si tardó 30 años creo que ya no tiene derecho a revictimizar a una de las víctimas. Pero sí hay dos intereses legítimos que están en pugna.
Cada país tiene el número de presos que quiere políticamente
¿Cuál es su visión acerca de casos como el de la Unidad 18 de Gorina que, tratando las adicciones de sus internos, ha logrado bajar los índices reincidencias?
Puede ser, con un buen trato comunitario son menos necesarias las medidas externas. Pero yo me resisto a hablar de resocialización. Preso es alguien que está socializado. En consecuencia hay que mantenerlo socializado, no es alguien que esté afuera de la sociedad. La resocialización, incluso ideológicamente, es un concepto autoritario. A mí, si se me pena, se me pena por algo que hice, porque lesioné el derecho de alguien y soy una persona que tengo autonomía moral. En consecuencia meterse en mis valores creo que es algo autoritario. ¿La pregunta es qué conduce a la prisonización? En general, una selectividad que se produce por estereotipo. El estereotipo no es algo externo solamente, sino algo que se introyecta. Desde el momento en que entro a la cárcel, que es un aparato de fijación de roles desviados, todo el mundo me empieza a ver como el de la pesada, y tengo que asumir ese rol dentro, lo cual no hace más que ratificarme el rol desviado. Es un milagro que no haya una reincidencia del 100 por ciento cuando uno plantea las cosas de esta manera.
¿Cuál debería ser en este sentido la función de la cárcel?
La primera medida es no agudizar el efecto deteriorante que tiene la prisonización. No deteriorar más de lo indispensable, (siempre la prisonización como toda institucionalización, deteriora). En segundo lugar, ofrecer la posibilidad de que la persona modifique su autopercepción. Es un tratamiento o terapéutica de la vulnerabilidad. No están en la cárcel todos los que cometen delitos sino los que son vulnerables al poder punitivo. Y la vulnerabilidad al poder punitivo la marca el estereotipo y sobre todo la introyección del estereotipo. Si yo dejo de percibirme como ladrón, lo más probable es que cuando salga no robe. Si me sigo percibiendo como ladrón, lo más probable es que cuando salga robe.
Precisamente ése es uno de los mayores problemas, ¿qué hacer con las personas que salen de la cárcel?
Da la impresión que el sistema carcelario se dedica a fabricar su propia clientela. Entonces lanza un sujeto estigmatizado a un mercado de trabajo en el que a los que no están estigmatizados les cuesta conseguir trabajo. En consecuencia cómo se inserta laboralmente alguien que sale con una carga estigmática de esa naturaleza. De esa manera se da el fenómeno de reciclaje, hasta que se cae del estereotipo porque pasa a ser viejo.
Hace unos días el New York Times publicó que en EE.UU., uno de cada 100 adultos está preso, ¿cómo interpreta ese dato?
En realidad, son más los privados de libertad en el sistema estadounidense. Ese monstruo se ha convertido en EE.UU. en una variable del empleo. Si yo tengo que contralar a millones de personas tengo una demanda enorme de servicios. Si cada uno mantiene a una mujer, a un viejo o a un niño, cuánta gente está viviendo de esa enorme empresa.
El alto índice de población carcelaria no tiene que ver con un mejor desempeño de la Justicia o con un derecho penal mejor aplicado, ¿o sí?
No, en general, si usted toma todos los países con representación en Naciones Unidas y compara los índices de homicidio con el ingreso per capita, normalmente a menor ingreso per capita mayor índice de homicidios. Salvo un país, con alto índice de ingreso per capita y mayor índice de homicidios, que es Estados Unidos. Da un salto la cosa. De modo que la eficacia de un sistema penal agigantado del cual recibimos la propaganda nosotros es bastante relativa. Digo del cual recibimos la propaganda porque nunca lo podriímos hacer igual. Estados Unidos lo hace igual porque hasta ahora nunca le importó el déficit presupuestario. Ahora parece que le va a empezar a importar.
¿En qué hay que invertir entonces?
Es invertir para hacer más cárceles o invertir para tener menos presos. Esa es la pregunta. Toda cárcel está completa si no está superpoblada. Nunca hay exceso de celdas. Usted hace celdas y se llenan. Entonces qué, ¿vamos a aumentar las celdas al infinito? ¿O vamos a ver si realmente tenemos necesidad de tener el número de presos que tenemos? En esto cuando uno ve los índices de prisonización del mundo lo ve muy claro. Rusia tiene un índice de prisonización altísimo, al lado tiene a Finlandia que tiene el más bajo de todo el mundo; Estados Unidos tiene el índice de prisionización que hablábamos hace un momento y que hoy superó todo, al lado tiene a Canadá, que tiene casi 10 veces menos. Qué pasa, son santos. No. Hay una cantidad de crímenes graves en los que a nadie le cabe duda de que hay que usar la prisión; hay una cantidad de delitos muy leves, en los cuales a ninguno le cabe duda de que no debe usar la prisión; y hay un colchón medio en el que se elige el número de presos que se quiere tener. No es que se va a soltar violadores, homicidas múltiples. No, a esos no los suelta nadie y nosotros tampoco. Sería una locura. Esas disparidades tan locas que aparecen en los índices comparados internacionalmente se deben a decisiones políticas. Cada país tiene el número de presos que quiere políticamente.
¿Cuál es su visión acerca de casos como el de la Unidad 18 de Gorina que, tratando las adicciones de sus internos, ha logrado bajar los índices reincidencias?
Puede ser, con un buen trato comunitario son menos necesarias las medidas externas. Pero yo me resisto a hablar de resocialización. Preso es alguien que está socializado. En consecuencia hay que mantenerlo socializado, no es alguien que esté afuera de la sociedad. La resocialización, incluso ideológicamente, es un concepto autoritario. A mí, si se me pena, se me pena por algo que hice, porque lesioné el derecho de alguien y soy una persona que tengo autonomía moral. En consecuencia meterse en mis valores creo que es algo autoritario. ¿La pregunta es qué conduce a la prisonización? En general, una selectividad que se produce por estereotipo. El estereotipo no es algo externo solamente, sino algo que se introyecta. Desde el momento en que entro a la cárcel, que es un aparato de fijación de roles desviados, todo el mundo me empieza a ver como el de la pesada, y tengo que asumir ese rol dentro, lo cual no hace más que ratificarme el rol desviado. Es un milagro que no haya una reincidencia del 100 por ciento cuando uno plantea las cosas de esta manera.
¿Cuál debería ser en este sentido la función de la cárcel?
La primera medida es no agudizar el efecto deteriorante que tiene la prisonización. No deteriorar más de lo indispensable, (siempre la prisonización como toda institucionalización, deteriora). En segundo lugar, ofrecer la posibilidad de que la persona modifique su autopercepción. Es un tratamiento o terapéutica de la vulnerabilidad. No están en la cárcel todos los que cometen delitos sino los que son vulnerables al poder punitivo. Y la vulnerabilidad al poder punitivo la marca el estereotipo y sobre todo la introyección del estereotipo. Si yo dejo de percibirme como ladrón, lo más probable es que cuando salga no robe. Si me sigo percibiendo como ladrón, lo más probable es que cuando salga robe.
Precisamente ése es uno de los mayores problemas, ¿qué hacer con las personas que salen de la cárcel?
Da la impresión que el sistema carcelario se dedica a fabricar su propia clientela. Entonces lanza un sujeto estigmatizado a un mercado de trabajo en el que a los que no están estigmatizados les cuesta conseguir trabajo. En consecuencia cómo se inserta laboralmente alguien que sale con una carga estigmática de esa naturaleza. De esa manera se da el fenómeno de reciclaje, hasta que se cae del estereotipo porque pasa a ser viejo.
Hace unos días el New York Times publicó que en EE.UU., uno de cada 100 adultos está preso, ¿cómo interpreta ese dato?
En realidad, son más los privados de libertad en el sistema estadounidense. Ese monstruo se ha convertido en EE.UU. en una variable del empleo. Si yo tengo que contralar a millones de personas tengo una demanda enorme de servicios. Si cada uno mantiene a una mujer, a un viejo o a un niño, cuánta gente está viviendo de esa enorme empresa.
El alto índice de población carcelaria no tiene que ver con un mejor desempeño de la Justicia o con un derecho penal mejor aplicado, ¿o sí?
No, en general, si usted toma todos los países con representación en Naciones Unidas y compara los índices de homicidio con el ingreso per capita, normalmente a menor ingreso per capita mayor índice de homicidios. Salvo un país, con alto índice de ingreso per capita y mayor índice de homicidios, que es Estados Unidos. Da un salto la cosa. De modo que la eficacia de un sistema penal agigantado del cual recibimos la propaganda nosotros es bastante relativa. Digo del cual recibimos la propaganda porque nunca lo podriímos hacer igual. Estados Unidos lo hace igual porque hasta ahora nunca le importó el déficit presupuestario. Ahora parece que le va a empezar a importar.
¿En qué hay que invertir entonces?
Es invertir para hacer más cárceles o invertir para tener menos presos. Esa es la pregunta. Toda cárcel está completa si no está superpoblada. Nunca hay exceso de celdas. Usted hace celdas y se llenan. Entonces qué, ¿vamos a aumentar las celdas al infinito? ¿O vamos a ver si realmente tenemos necesidad de tener el número de presos que tenemos? En esto cuando uno ve los índices de prisonización del mundo lo ve muy claro. Rusia tiene un índice de prisonización altísimo, al lado tiene a Finlandia que tiene el más bajo de todo el mundo; Estados Unidos tiene el índice de prisionización que hablábamos hace un momento y que hoy superó todo, al lado tiene a Canadá, que tiene casi 10 veces menos. Qué pasa, son santos. No. Hay una cantidad de crímenes graves en los que a nadie le cabe duda de que hay que usar la prisión; hay una cantidad de delitos muy leves, en los cuales a ninguno le cabe duda de que no debe usar la prisión; y hay un colchón medio en el que se elige el número de presos que se quiere tener. No es que se va a soltar violadores, homicidas múltiples. No, a esos no los suelta nadie y nosotros tampoco. Sería una locura. Esas disparidades tan locas que aparecen en los índices comparados internacionalmente se deben a decisiones políticas. Cada país tiene el número de presos que quiere políticamente.
Hay que perseguir la distribución y la venta, no a la víctima
¿Habrá finalmente una despenalización de la tenencia de drogas para el consumo?
No hay ninguna despenalización de la tenencia de drogas para el consumo. Hay un planteo de inconstitucionalidad de punición de la tenencia de tóxicos para el consumo. La prohibición de tóxicos es altamente selectiva. Se prohíben tóxicos o no se prohíben según un criterio que es sumamente arbitrario. El único tóxico que yo conozco altísimamente criminógeno, causa entre comillas de delito, es el alcohol. Con el resto de los tóxicos lo que se hizo fue matar más gente por efecto de la prohibición que por efecto de los tóxicos.
Esto implica un análisis de las adicciones desde otro ángulo...
Las adicciones en si mismas, se detectan según clases sociales. Generalmente son personas jóvenes. Si yo fumo marihuana en mi casa nadie se entera, si no tengo casa, y tengo que ir a fumarla a la plaza soy mucho más vulnerable. De modo que la adicción se convierte en un problema de salud o en un problema penal según la estratificación social y según la vulnerabilidad que esa estratificación manda.
Las adicciones en si mismas, se detectan según clases sociales. Generalmente son personas jóvenes. Si yo fumo marihuana en mi casa nadie se entera, si no tengo casa, y tengo que ir a fumarla a la plaza soy mucho más vulnerable. De modo que la adicción se convierte en un problema de salud o en un problema penal según la estratificación social y según la vulnerabilidad que esa estratificación manda.
¿A qué hay que apuntarle desde la Justicia?
Ahora está circulando el famoso paco, veneno directamente, es algo completamente autodestructivo tras lo cual hay una mafia pero que no es una mafia muy importante porque es barato, es decir no tiene el costo de la cocaína, que era el oro blanco. Ojalá circulara la cocaína en vez del paco. Bueno creo que ha llegado el momento de sincerar la cuestión: hay que perseguir la distribución, hay que perseguir a la venta, y terminemos con esta historia de perseguir a la víctima. Además hay que hacer una distinción clara. Consumo de tóxicos consumimos todos. Consumo café, o consumo alcohol, o consumo tabaco; algunos consumen algunos tóxicos prohibidos. Consumir y usar es una cosa, abusar es otra, y depender es otra. Cuando entramos al abuso entramos a un problema de salud, y cuando entramos en la dependencia estamos francamente en un problema de salud. El problema es un problema de salud, si lo saco del ámbito de salud, no lo voy a resolver.
Eso es lo que viene sosteniendo el ministro Aníbal Fernández...
Lo vengo diciendo hace 30 años, me consideraron loco la primera vez que lo dije. Hubo jurisprudencia de la Corte mayoritaria, año 85 hasta el 90 en ese sentido, después cambió la jurisprudencia y ahora estamos estudiando qué va a pasar.
Con los menores, el discurso humanista se convierte en represivo
Ahora, el problema viene del trato a menores. En las cárceles, cuyos internos tienen un promedio de 22 años de edad, la mayoría pasó por un internado...
Mientras mantengamos la ideología tutelar evidentemente estamos manteniendo una ideología que es absolutamente totalitaria y autoritaria. A lo largo de la historia se ha tutelado a diferentes clases de personas. Los indios, los negros, las mujeres, así les fue a todos los que tutelaron. No hay que tutelar, los menores tienen que volver al derecho penal. Y si se los condena será con todas las garantías penales. Volvamos a las garantías, volvamos al proceso como Dios manda, con sus pruebas etecé y recién ahí vamos a poder tomar una medida.
Eso es lo que viene sosteniendo el ministro Aníbal Fernández...
Lo vengo diciendo hace 30 años, me consideraron loco la primera vez que lo dije. Hubo jurisprudencia de la Corte mayoritaria, año 85 hasta el 90 en ese sentido, después cambió la jurisprudencia y ahora estamos estudiando qué va a pasar.
Con los menores, el discurso humanista se convierte en represivo
Ahora, el problema viene del trato a menores. En las cárceles, cuyos internos tienen un promedio de 22 años de edad, la mayoría pasó por un internado...
Mientras mantengamos la ideología tutelar evidentemente estamos manteniendo una ideología que es absolutamente totalitaria y autoritaria. A lo largo de la historia se ha tutelado a diferentes clases de personas. Los indios, los negros, las mujeres, así les fue a todos los que tutelaron. No hay que tutelar, los menores tienen que volver al derecho penal. Y si se los condena será con todas las garantías penales. Volvamos a las garantías, volvamos al proceso como Dios manda, con sus pruebas etecé y recién ahí vamos a poder tomar una medida.
¿De dónde deriva el cuestionamiento a la ideología tutelar?
Lo que la ideología tutelar oculta es el uso arbitrario de una prisión que en definitiva es un instituto prisional. Cuando se hace la ideología tutelar, esta ideología tutelar tiene una trampa. Dice: No voy a tratar al menor infractor con el derecho penal sino lo voy a tratar de la misma manera que trato al menor en desamparo. Esto que parece una bandera muy humanista, cuando lo llevamos a la práctica, resulta que termina convirtiéndose en una situación en que al menor en situación de desamparo se lo trata de la misma manera que al menor infractor. El discurso humanista se convierte en algo totalmente represivo.
¿Hay un abuso de la internación?Sí, creo que, en general, hay un abuso del uso de la internación. Tenemos algo así como 20 mil menores internados en el país, un número excesivo. Tanto en adultos pero sobre todo en niños y adolescentes la institucionalización tiene que ser el ultimísimo de los recursos. La prisonización siempre tiene un efecto deteriorante, hay que tratar de que sea lo menos deteriorante posible, pero no podemos negar una característica estructural. Si eso pasa con el adulto, el efecto deteriorante es mucho mayor en quien se encuentra en una etapa evolutiva. No niego que hay niños y adolescente con características psicopáticas muy marcadas. Pero bueno, hay que reducirlo a los casos en que realmente no queda otra solución.
¿Qué debería incluir un régimen penal para menores?Tendría que tener un abanico de medidas enorme. Y que el tribunal tenga la posibilidad de agotar todas esas medidas de forma tal que no llegue la institucionalización salvo un caso extremo. Penas alternativas, que yo no llamo penas alternativas sino penas no privativas de libertad. Para los adultos habría que ampliarlas y mucho más para los niños y adolescentes.
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Habló en Londres Zaffaroni propone reformar la Constitución
LONDRES.- El título de la exposición en Chatham House, la prestigiosa sede del Royal Institute of International Affairs, era "Minorías, la ley y el Poder Judicial", pero el disertante, el juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, aprovechó el ilustre oratorio para llamar a un debate profundo sobre el sistema de gobierno argentino con vistas a una eventual reforma constitucional.
"Yo creo que el modelo presidencialista está agotado en la Argentina. Ya no ofrece ningún efecto positivo y hasta es dañino", subrayó ante una audiencia de académicos y diplomáticos. "Nuestros controles constitucionales son débiles. Tenemos que ir en busca de más chequeos y balances. Estamos siendo testigos de la desaparición de los partidos políticos -destacó-. Elegimos a nuestros representantes mediante un sistema electoral proporcional que tiende a la atomización de las fuerzas políticas. Esto divide y debilita al Congreso, el cual pierde tanto su poder de contención del Ejecutivo como el de legislar, abriendo así el camino a "decretos de emergencia", una práctica que ha sido nefasta para nuestro país."
Zaffaroni dijo inclinarse por un sistema parlamentarista, característico de la mayoría de los países europeos, como la única forma de dar poder legítimo y efectivo al Ejecutivo. "En los últimos 25 años, en América latina tuvimos sólo dos golpes de Estado. Uno en Haití y el otro en Perú. Pero hemos visto una veintena de mandatos presidenciales truncos, algunos en forma violenta. Esta es una señal clara de que el sistema presidencialista no da para más", señaló.
Tratadista y académico, ex constituyente en 1994 por el Frente Grande y presidente de la Comisión de Redacción de la Constituyente porteña en 1996, considera que es hora de contemplar una vez más una reforma de los poderes del Estado. "Creo que es hora de preparar a la opinión pública, a los técnicos legales y académicos en general, para abordar la cuestión con madurez. A los políticos les cuesta tomar la iniciativa porque están abocados a la intensa lucha del poder. Les cuesta pensar en el día después."
Relación con Kirchner
Zaffaroni, uno de los ministros de la Corte propuestos por el presidente Kirchner, aseguró que su llamado a cambiar el sistema no es una crítica hacia el actual jefe del Ejecutivo. La relación de él y sus colegas con el Presidente es "buena y de respeto", aunque advirtió: "Como ciudadano, tanto él tiene derecho a criticar mi accionar como yo a criticarlo a él, siempre que no lo haga en referencia a un caso sobre el cual debo dar sentencia".
De su propuesta de reforma, el juez de la Corte Suprema no exceptuó a su propio cuerpo, para lo cual propuso el nombramiento de los ministros sobre el principio de una "fuente plural de designación" (miembros del Senado, del Ejecutivo, de la profesión legal), con cargos "que no sean de por vida, sino de 10 a 12 años con posibilidad de tener el mandato extendido."
Sobre el tema original del encuentro organizado por el Programa de Investigación Latinoamericano de Chatham House en asociación con la embajada argentina, Zaffaroni dijo que la historia argentina "es una de constante lucha en contra de la discriminación", lo cual ilustró con un racconto histórico desde el período de la emancipación de los criollos en busca de paridad con los españoles, pasando por los brotes de antisemitismo de buena parte del siglo XX, hasta las más recientes expresiones de intolerancia con respecto a inmigrantes de países limítrofes.
El ex interventor del Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) se mostró optimista porque, dijo, "en los últimos años nuestro país ha dado muestras de un cambio cultural en favor de una mayor tolerancia".
ENTREVISTA DE NEWSWEEK El juez Zaffaroni y los derechos gay"Yo creo que el modelo presidencialista está agotado en la Argentina. Ya no ofrece ningún efecto positivo y hasta es dañino", subrayó ante una audiencia de académicos y diplomáticos. "Nuestros controles constitucionales son débiles. Tenemos que ir en busca de más chequeos y balances. Estamos siendo testigos de la desaparición de los partidos políticos -destacó-. Elegimos a nuestros representantes mediante un sistema electoral proporcional que tiende a la atomización de las fuerzas políticas. Esto divide y debilita al Congreso, el cual pierde tanto su poder de contención del Ejecutivo como el de legislar, abriendo así el camino a "decretos de emergencia", una práctica que ha sido nefasta para nuestro país."
Zaffaroni dijo inclinarse por un sistema parlamentarista, característico de la mayoría de los países europeos, como la única forma de dar poder legítimo y efectivo al Ejecutivo. "En los últimos 25 años, en América latina tuvimos sólo dos golpes de Estado. Uno en Haití y el otro en Perú. Pero hemos visto una veintena de mandatos presidenciales truncos, algunos en forma violenta. Esta es una señal clara de que el sistema presidencialista no da para más", señaló.
Tratadista y académico, ex constituyente en 1994 por el Frente Grande y presidente de la Comisión de Redacción de la Constituyente porteña en 1996, considera que es hora de contemplar una vez más una reforma de los poderes del Estado. "Creo que es hora de preparar a la opinión pública, a los técnicos legales y académicos en general, para abordar la cuestión con madurez. A los políticos les cuesta tomar la iniciativa porque están abocados a la intensa lucha del poder. Les cuesta pensar en el día después."
Relación con Kirchner
Zaffaroni, uno de los ministros de la Corte propuestos por el presidente Kirchner, aseguró que su llamado a cambiar el sistema no es una crítica hacia el actual jefe del Ejecutivo. La relación de él y sus colegas con el Presidente es "buena y de respeto", aunque advirtió: "Como ciudadano, tanto él tiene derecho a criticar mi accionar como yo a criticarlo a él, siempre que no lo haga en referencia a un caso sobre el cual debo dar sentencia".
De su propuesta de reforma, el juez de la Corte Suprema no exceptuó a su propio cuerpo, para lo cual propuso el nombramiento de los ministros sobre el principio de una "fuente plural de designación" (miembros del Senado, del Ejecutivo, de la profesión legal), con cargos "que no sean de por vida, sino de 10 a 12 años con posibilidad de tener el mandato extendido."
Sobre el tema original del encuentro organizado por el Programa de Investigación Latinoamericano de Chatham House en asociación con la embajada argentina, Zaffaroni dijo que la historia argentina "es una de constante lucha en contra de la discriminación", lo cual ilustró con un racconto histórico desde el período de la emancipación de los criollos en busca de paridad con los españoles, pasando por los brotes de antisemitismo de buena parte del siglo XX, hasta las más recientes expresiones de intolerancia con respecto a inmigrantes de países limítrofes.
El ex interventor del Instituto Nacional de Lucha contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) se mostró optimista porque, dijo, "en los últimos años nuestro país ha dado muestras de un cambio cultural en favor de una mayor tolerancia".
En una entrevista polémica, un juez de la Corte Suprema argentina se pronuncia sobre diversos temas de interés para la comunidad lgbt.
Esta semana, la edición argentina de la revista Newsweek publica una entrevista al juez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni, realizada por el periodista Bruno Bimbi, dirigente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, y colaborador de Terra.
El destacado jurista argentino, reconocido mundialmente, se refiere en la entrevista a diversos temas de interés para la comunidad lgbt y, si bien evita hablar sobre su propia sexualidad, responde con gran convicción sobre todos los temas planteados.
Reproducimos a continuación, con permiso del autor de la entrevista, la introducción y algunos fragmentos de la misma.
Esta semana, la edición argentina de la revista Newsweek publica una entrevista al juez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni, realizada por el periodista Bruno Bimbi, dirigente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, y colaborador de Terra.
El destacado jurista argentino, reconocido mundialmente, se refiere en la entrevista a diversos temas de interés para la comunidad lgbt y, si bien evita hablar sobre su propia sexualidad, responde con gran convicción sobre todos los temas planteados.
Reproducimos a continuación, con permiso del autor de la entrevista, la introducción y algunos fragmentos de la misma.
RAÚL ZAFFARONI ES EL MEJOR EXPONENTE DE LOS NUEVOS TIEMPOS QUE SE VIVEN EN LA CORTE SUPREMA.
Suele vestir zapatillas con traje, practica regularmente natación en ríos y nunca elude a la polémica. En su casa, en el barrio de caballito, sorprende el tamaño de su biblioteca personal, que ocupa varios ambientes. Y hay libros por todas partes, en varios idiomas con los que se maneja sin dificultad. Una estantería completa está dedicada a sus obras de derecho: “Ahora estoy pensando en escribir ficción, quizás una novela”, confiesa, pero no adelanta el tema.
En esta entrevista, hablará a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y contra la penalización del aborto, dirá que los jueces deben pagar el impuesto a las ganancias (la mayoría de sus colegas se opone), y hasta confesará que pensó varias veces en participar de la Marcha del Orgullo. El juez no supo responder si sus críticos lo atacaban por ser homosexual o por sus ideas: "No lo he pensado". Dice que, si contestara todas las “idioteces” que dicen sobre él, "terminaría inútil y enfermo, como pretenden algunos". Tampoco quiso opinar sobre la relación del Ejecutivo con la Justicia, un tema muy mencionado por algunos medios en estos días.
Es el penalista argentino más respetado en el mundo, autor de los libros con los que se estudia esa materia en la mayoría de las universidades nacionales, y aguarda ansioso la reforma del Código Penal, por ahora postergada por el Gobierno, que realizó un anteproyecto de reforma con el que Zaffaroni coincide en la mayoría de sus puntos.
En esta entrevista, hablará a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y contra la penalización del aborto, dirá que los jueces deben pagar el impuesto a las ganancias (la mayoría de sus colegas se opone), y hasta confesará que pensó varias veces en participar de la Marcha del Orgullo. El juez no supo responder si sus críticos lo atacaban por ser homosexual o por sus ideas: "No lo he pensado". Dice que, si contestara todas las “idioteces” que dicen sobre él, "terminaría inútil y enfermo, como pretenden algunos". Tampoco quiso opinar sobre la relación del Ejecutivo con la Justicia, un tema muy mencionado por algunos medios en estos días.
Es el penalista argentino más respetado en el mundo, autor de los libros con los que se estudia esa materia en la mayoría de las universidades nacionales, y aguarda ansioso la reforma del Código Penal, por ahora postergada por el Gobierno, que realizó un anteproyecto de reforma con el que Zaffaroni coincide en la mayoría de sus puntos.
En varias provincias rigen códigos de faltas con figuras imprecisas y otras que penalizan la homosexualidad y la transgeneridad. El Código de Faltas de la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, penaliza al propietario del hotel donde se produjeran “prácticas homosexuales” y otros, como el de Santa Cruz, penalizan a quienes en la vía pública realizaren “proposiciones tendientes a prácticas homosexuales”. Con relación a las personas transexuales o transgénero, la penalización por vestir ropas del “sexo opuesto” está presente en los códigos de varias provincias.
¿Qué opina usted, como jurista, sobre estas normas?
La legislación de faltas y la contravencional es muy anárquica en el país. Muchas veces se copiaron tipos de códigos europeos unitarios, que nada tienen que ver con nuestro sistema. En general es una legislación que no ha sido materia de suficiente análisis técnico y los modelos originarios han sido convenientemente empeorados por las invenciones u ocurrencias locales. Por supuesto que arrastran tipos obsoletos e incompatibles con las constituciones provinciales y con la Nacional. Van directamente a contramano de toda la legislación nacional en materia de lucha contra la discriminación y del derecho a la igualdad o derecho a ser diferente. Es cierto que la materia de usos y costumbres es eminentemente local, pero no puede contradecir a la Constitución Nacional.
El activista gay español Pedro Zerolo dijo que los derechos de las parejas homosexuales no sólo deben ser los mismos, sino que deben tener los mismos nombres. ¿Cree que en la Argentina debería extenderse el matrimonio a las parejas del mismo sexo, como en España?
No lo tengo claro, no soy un especialista en materia de derecho de familia, pero no tengo ninguna duda acerca de que el estado tiene el deber de proveer una legislación que tienda a dar estabilidad y seguridad jurídica a las relaciones afectivas de todas las personas, cualquiera sea su orientación sexual. Es algo que hace a la esencia del ser humano como tal, y cuya omisión es lesiva de la dignidad de la persona y atenta contra la salud psíquica de buena parte de la población.
No lo tengo claro, no soy un especialista en materia de derecho de familia, pero no tengo ninguna duda acerca de que el estado tiene el deber de proveer una legislación que tienda a dar estabilidad y seguridad jurídica a las relaciones afectivas de todas las personas, cualquiera sea su orientación sexual. Es algo que hace a la esencia del ser humano como tal, y cuya omisión es lesiva de la dignidad de la persona y atenta contra la salud psíquica de buena parte de la población.
Actualmente, las personas transexuales que desean una rectificación quirúrgica o un cambio de nombre, deben recurrir a largos procesos judiciales, que se hacen más difíciles cuando se trata de menores de edad. ¿Cree usted que hace falta una solución legislativa?
La ley que regula la materia es muy vieja y procede de un gobierno de facto. Sería necesario revisarla y actualizarla, simplificar los trámites. Los recaudos en casos de menores se pueden cumplir en tiempo relativamente corto, no pueden ser más que peritajes y eso no tiene por qué demorar años.
Cuando el Presidente lo propuso para integrar la Corte, algunos lo cuestionaron por ser "soltero y sin hijos" y, recientemente, han hecho circular por internet supuestos correos electrónicos suyos con contenido sexual. ¿Lo atacan por sus ideas o por ser gay?
Me he dado cuenta de que uno no debe perturbarse con idioteces para no perder tiempo, que es precioso porque es vida, y uno lo necesita para hacer cosas, especialmente cuando mucha gente deposita confianza en lo que uno haga. Si me dejase perturbar por todo lo que me dicen, porque me envían mails o se meten en mi cuenta y mandan otros con mi nombre, porque me inventen un romance con una jirafa o por lo que sea, porque me insulten en todas las formas, si me metiese a querellar o simplemente a responder y explicar, perdería capacidad de trabajo, de lectura, de estudio, de escritura, de elaboración y también tiempo para hacer lo que me gusta. Terminaría inútil y enfermo, que supongo que es lo que pretenden algunos. Por eso, sinceramente, no le puedo contestar, porque no lo he pensado y no voy a perder tiempo en pensarlo.
¿Qué debería hacer el estado para combatir la homofobia?La ley que regula la materia es muy vieja y procede de un gobierno de facto. Sería necesario revisarla y actualizarla, simplificar los trámites. Los recaudos en casos de menores se pueden cumplir en tiempo relativamente corto, no pueden ser más que peritajes y eso no tiene por qué demorar años.
Cuando el Presidente lo propuso para integrar la Corte, algunos lo cuestionaron por ser "soltero y sin hijos" y, recientemente, han hecho circular por internet supuestos correos electrónicos suyos con contenido sexual. ¿Lo atacan por sus ideas o por ser gay?
Me he dado cuenta de que uno no debe perturbarse con idioteces para no perder tiempo, que es precioso porque es vida, y uno lo necesita para hacer cosas, especialmente cuando mucha gente deposita confianza en lo que uno haga. Si me dejase perturbar por todo lo que me dicen, porque me envían mails o se meten en mi cuenta y mandan otros con mi nombre, porque me inventen un romance con una jirafa o por lo que sea, porque me insulten en todas las formas, si me metiese a querellar o simplemente a responder y explicar, perdería capacidad de trabajo, de lectura, de estudio, de escritura, de elaboración y también tiempo para hacer lo que me gusta. Terminaría inútil y enfermo, que supongo que es lo que pretenden algunos. Por eso, sinceramente, no le puedo contestar, porque no lo he pensado y no voy a perder tiempo en pensarlo.
Como cualquier discriminación, se combate mediante un cambio cultural que requiere adecuadas campañas de esclarecimiento de la población, entre otras muchas cosas.
¿Pensó alguna vez en participar de la Marcha del Orgullo, como sucede en otros países con personalidades públicas de diferentes ámbitos?
Sí, claro. Cuando fui interventor del INADI pensé en eso. No sé si exactamente en una marcha, pero acompaño al movimiento y también a todos los movimientos contra cualquier forma de discriminación. Creo sinceramente en el derecho al trato jurídico igualitario de todas las personas por el mero hecho de ser seres humanos, o sea, no recito sino que creo firmemente en el artículo primero de la Declaración Universal de 1948. Si a veces pierdo un poco la calma, aunque sé que no debiera hacerlo, es cuando descubro las miserias de la discriminación y de los prejuicios cuyo último e íntimo deseo, a veces meticulosamente oculto o hipócritamente negado, es siempre terminar en el campo de concentración o en el gulag. Todo discriminado sabe que encontrará siempre en mí a un aliado, aunque a veces se equivoque exagerando mi capacidad para ayudarle.
¿Pensó alguna vez en participar de la Marcha del Orgullo, como sucede en otros países con personalidades públicas de diferentes ámbitos?
Sí, claro. Cuando fui interventor del INADI pensé en eso. No sé si exactamente en una marcha, pero acompaño al movimiento y también a todos los movimientos contra cualquier forma de discriminación. Creo sinceramente en el derecho al trato jurídico igualitario de todas las personas por el mero hecho de ser seres humanos, o sea, no recito sino que creo firmemente en el artículo primero de la Declaración Universal de 1948. Si a veces pierdo un poco la calma, aunque sé que no debiera hacerlo, es cuando descubro las miserias de la discriminación y de los prejuicios cuyo último e íntimo deseo, a veces meticulosamente oculto o hipócritamente negado, es siempre terminar en el campo de concentración o en el gulag. Todo discriminado sabe que encontrará siempre en mí a un aliado, aunque a veces se equivoque exagerando mi capacidad para ayudarle.
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Zaffaroni le responde a Cristina y califica al régimen de gobierno argentino como "una monarquía atemperada" La Presidenta y Néstor Kirchner sostienen que los jueces "liberan, liberan, liberan". El juez de la Corte les contesta en un reportaje exclusivo.
El juez Zaffaroni habló con el diario Perfil y negó las acusaciones de Cristina a los jueces. |
No quiere hablar del fallo histórico de la Corte Suprema que abre al camino a la libertad sindical porque cree que el tribunal tendrá que abocarse nuevamente al tema. “No le puedo decir nada, los jueces sólo hablamos por nuestra sentencia, nada más”, dijo Eugenio Zaffaroni entre risas, interrogado por el tema.
Sin embargo, el ministro de la Corte sí retrucó directamente a Cristina Fernández y a Néstor Kirchner por haber dicho en relación con los casos de reincidencia delictiva que los policías “trabajan, detienen, detienen” y los jueces “liberan, liberan, liberan”.
“Eso es realmente falso”, respondió en una entrevista exclusiva para el diario PERFIL, en la que además negó que vaya a renunciar al máximo tribunal, cuestionó la iniciativa de Scioli para bajar la edad de imputabilidad de menores y criticó al sistema presidencialista.
"Hay crisis de sistema -expresa el juez al comienzo de la entrevista-. Me parece que el sistema presidencialista está agotado, en todas las democracias estables del mundo la inmensa mayoría son parlamentarias. El presidencialismo es una monarquía atemperada".
Respecto de cómo influye el régimen en cuestión en el funcionamiento del Congreso, y concretamente en las últimas discusiones planteadas allí en torno a la Resolución 125 y la eliminación de las AFJP, Zaffaroni también es contundente: "El presidencialismo tiende a subestimar al Congreso".
Notorio garantista, el integrante de la Corte Suprema no cree que eliminar la inimputabilidad de menores de edad sirva para reducir el delito. "No la van a poder llevar a la práctica -asegura-. La prisionización de niños y adolescentes no es nada más que el camino para señalarle una carrera criminal grave. Es una forma de reproducir criminales".
No quiere hablar del fallo histórico de la Corte Suprema que abre al camino a la libertad sindical porque cree que el tribunal tendrá que abocarse nuevamente al tema. “No le puedo decir nada, los jueces sólo hablamos por nuestra sentencia, nada más”, dijo Eugenio Zaffaroni entre risas, interrogado por el tema.
Sin embargo, el ministro de la Corte sí retrucó directamente a Cristina Fernández y a Néstor Kirchner por haber dicho en relación con los casos de reincidencia delictiva que los policías “trabajan, detienen, detienen” y los jueces “liberan, liberan, liberan”.
“Eso es realmente falso”, respondió en una entrevista exclusiva para el diario PERFIL, en la que además negó que vaya a renunciar al máximo tribunal, cuestionó la iniciativa de Scioli para bajar la edad de imputabilidad de menores y criticó al sistema presidencialista.
"Hay crisis de sistema -expresa el juez al comienzo de la entrevista-. Me parece que el sistema presidencialista está agotado, en todas las democracias estables del mundo la inmensa mayoría son parlamentarias. El presidencialismo es una monarquía atemperada".
Respecto de cómo influye el régimen en cuestión en el funcionamiento del Congreso, y concretamente en las últimas discusiones planteadas allí en torno a la Resolución 125 y la eliminación de las AFJP, Zaffaroni también es contundente: "El presidencialismo tiende a subestimar al Congreso".
Notorio garantista, el integrante de la Corte Suprema no cree que eliminar la inimputabilidad de menores de edad sirva para reducir el delito. "No la van a poder llevar a la práctica -asegura-. La prisionización de niños y adolescentes no es nada más que el camino para señalarle una carrera criminal grave. Es una forma de reproducir criminales".
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