Disidencia es un desacuerdo parcial o total con el orden establecido en la sociedad o en alguno de sus ámbitos. El diccionario de la Real Academia de la lengua española habla de disidir como "separarse de la común doctrina, creencia o conducta", con lo que incluso la herejía y hasta la locura se podrían considerar como formas de disidencia.
Con frecuencia se utiliza este término de manera colectiva, para definir al conjunto de personas disidentes con una sociedad determinada o alguno de sus ámbitos aunque no lo hagan necesariamente desde el mismo punto de vista y por tanto no constituyan una fuerza homogénea. Al conjunto de personas que comparten esta visión crítica se le suele denominar disidencia, aunque lo hagan desde distintas perspectivas.
En tiempos modernos, se ha utilizado este término sobre todo para referirse a quienes, por motivos de conciencia, asumiendo deventajas o incluso persecución, han alzado su voz desde dentro de países dominados por regímenes totalitarios, dictatoriales u opresores o que no permitían el desarrollo de ciertas minorías. En efecto, muchos de ellos han sufrido la pérdida de su puesto profesional, la cárcel o el internamiento en campos de concentración o en unidades psiquiátricas, el exilio, la tortura o incluso el asesinato. En algunos casos se trata de personas que apoyaron el régimen totalitario, incluso siendo miembros del partido que lo sustentaba, y luego se apartaron de él.
Con frecuencia se utiliza este término de manera colectiva, para definir al conjunto de personas disidentes con una sociedad determinada o alguno de sus ámbitos aunque no lo hagan necesariamente desde el mismo punto de vista y por tanto no constituyan una fuerza homogénea. Al conjunto de personas que comparten esta visión crítica se le suele denominar disidencia, aunque lo hagan desde distintas perspectivas.
En tiempos modernos, se ha utilizado este término sobre todo para referirse a quienes, por motivos de conciencia, asumiendo deventajas o incluso persecución, han alzado su voz desde dentro de países dominados por regímenes totalitarios, dictatoriales u opresores o que no permitían el desarrollo de ciertas minorías. En efecto, muchos de ellos han sufrido la pérdida de su puesto profesional, la cárcel o el internamiento en campos de concentración o en unidades psiquiátricas, el exilio, la tortura o incluso el asesinato. En algunos casos se trata de personas que apoyaron el régimen totalitario, incluso siendo miembros del partido que lo sustentaba, y luego se apartaron de él.
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